Horas de agonía de Santa Teresita Del Niño Jesús
Desde la madrugada, parecía estar en agonía. Tenía un estertor (*) muy penoso y no podía respirar. Fue llamada la comunidad, que se reunió alrededor de su cama para recitar las preces del Manual. Al cabo de una hora, poco más o menos, nuestra Madre despidió a las hermanas.
A mediodía...
...dijo a nuestra Madre: Madre, ¿es esto la agonía...? ¿Cómo haré para morir? ¡No voy a saber morir...!
Volví a leerle algunos pasajes del Oficio de San Miguel y las preces de los agonizantes. Cuando mencioné a los demonios, hizo un gesto infantil, como para amenazarles, y exclamó sonriendo: ¡Oh! ¡Oh!...
con un tono de voz que quería decir: No les tengo miedo.
Después de la visita del doctor, le dijo a nuestra Madre: ¿Es para hoy, Madre? Sí, hijita. Una de nosotras dijo entonces: Hoy Dios está muy alegre. ¡Y yo también!... ¡Qué felicidad si muriese ahora mismo!
¡Cuándo me ahogaré del todo...! ¡No puedo más! ¡Que recen por mí...! ¡Jesús! ¡María! ¡Sí! Quiero..., acepto...
Vino sor María de la Trinidad, y, al cabo de unos instantes, ella le pidió con mucha amabilidad que se retirara. Cuando se marchó, yo le dije: ¡Pobrecita! ¡Te quería tanto! ¿He hecho mal diciéndole que se fuera? Y su rostro cobró una expresión de tristeza, pero yo la tranquilicé inmediatamente.
6 de la tarde
Se le había metido en una manga una especie de insecto, y la molestaban para sacarlo: Dejadlo, no importa. Sí, que te va a picar...
No, dejadlo, dejadlo, os aseguro que conozco bien a esos animalitos.
Yo tenía un fuerte dolor de cabeza y cerraba los ojos, muy a pesar mío, al mirarla. Duérmete... y yo también. Pero ella no podía dormir, y me dijo: ¡Ay, Madre, cómo me duelen los nervios!
Durante la recreación de la noche... ... ¡Ay, si supierais! (Si supierais cómo sufro.)
Quisiera sonreíros continuamente, ¡y os doy la espalda! ¿Os disgusta?
(Era durante el silencio)
Después de Maitines (**)
Cuando nuestra Madre vino a verla, tenía las manos juntas, y dijo con voz dulce y resignada: Sí, Dios mío, sí, Dios mío, lo acepto todo... Es atroz lo que estás sufriendo, ¿verdad?, dijo nuestra Madre. No, Madre, no es atroz, pero es mucho, mucho..., justo lo que puedo soportar. Pidió quedarse sola durante la noche, pero nuestra Madre no quiso. Sor María del Sagrado Corazón y sor Genoveva se repartieron el consuelo de velarla (***). Yo me quedé en la celda contigua a la enfermería, que da al claustro.
(*) Respiración anhelosa, con ronquido sibilante, propio de la agonía y el coma
(**) Maitines es la hora más temprana del amanecer que servía de rezo en la Iglesia católica y en la Iglesia ortodoxa para la liturgia de las horas canónicas. Antiguamente dentro del contexto de la vida monástica o canonical se cantaban los maitines bien a media noche o bien en las primeras horas del día.Tras el Concilio Vaticano Segundo los maitines de la Iglesia católica han sido mermados en intervalo de tiempo, y ahora se denomina oficialmente Oficio de Lectura.
(***) Los Cuadernos verdes añaden:
No había consentido que pasasen las noches junto a ella durante su enfermedad. La noche del 29 al 30 de septiembre, que fue la última de su vida, insistió aún en que la dejaran sola. Por fin, sor María del Sagrado Corazón y sor Genoveva consiguieron compartir ese consuelo... La vieron atenta únicamente a no turbar el descanso de la que la velaba. ¡Y sin embargo, ¡qué sufrimientos soportó! Sor María del Sagrado Corazón, después de darle una poción, se durmió, ¡y cuál no sería su enternecimiento cuando, al despertarse, vio que la pobrecita seguía sosteniendo en sus manos, temblorosas de fiebre, el vasito, esperando pacientemente a que su hermana se despertase para que volviera a ponerlo sobre la mesa!
Referencia: Ultimas conversaciones - El cuaderno amarillo de la Madre Inés.
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