1. Desde el primer instante de mi vida
me tomaste en tus brazos,
y desde aquel momento,
amada Madre mía,
me das tu protección aquí en la tierra.
Para guardar intacta mi inocencia,
me escondiste en un blando y dulce nido,
custodiaste mi infancia a la sombra bendita
de un retirado claustro.
2. Y más tarde,
al llegar mi juventud a sus primeros días,
escuché la llamada de Jesús.
Me mostraste el Carmelo con ternura inefable.
«Ven a inmolarte por tu Salvador
-me decías entonces con dulzura-
cerca de mí te sentirás dichosa,
ven a inmolarte con tu Salvador»
3. Cerca de ti, oh tierna Madre mía,
he encontrado la paz del corazón;
en esta tierra nada más deseo,
sólo Jesús es toda mi ventura.
Si alguna vez me asaltan la tristeza o el miedo,
en mi debilidad tú me sostienes y siempre,
Madre mía, me bendices.
4. Otórgame la gracia
de mantenerme fiel a mi divino Esposo, Jesús.
Para que un día su dulce voz yo escuche,
cuando a volar me invite y a sentarme entre sus elegidos.
Entonces ya no habrá ni más destierro ni más sufrimiento,
ya en el cielo, yo volveré a cantarte mi amor y gratitud,
amable y dulce Reina del Carmelo.
Santa Teresita Del Niño Jesús
Fecha: 16 de julio de 1894
Referencia: - Del Libro de Poesías escrito por Santa Teresita del Niño Jesús
Poesía 5 < Canto de Gratitud a la Virgen del Carmen >
@HistoriaDMiAlma