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Cántico para obtener la Canonización de la Venerable Juana de Arco (Poema 3)


1 Dios vencedor, tu Iglesia, toda entera, pronto quisiera rendir honor en los altares a una

virgen y mártir, a una niña guerrera, cuyo nombre resuena ya en el cielo.

Por tu poder, ¡oh Rey del cielo!, dale a Juana de Francia aureola y altar.

2 Para salvar a Francia, a la Francia culpable, no desea tu Iglesia ningún conquistador. A

Francia solamente Juana puede salvarla: ¡todos los héroes juntos pesan menos que un

mártir!

3 Juana es obra maestra de tus manos, Señor.

Un corazón de fuego y un alma de guerrero diste a la virgen tímida, coronando su frente de

lirio y de laurel.

4 En su humilde pradera oyó voces del cielo que a los campos de lucha la llamaban.

Partió rápidamente para salvar la patria, y, tierna jovencita, a soldados mandó.

5 De los fieros guerreros Juana ganó las almas: el resplandor divino de este ángel de los

cielos y su mirada pura y su palabra en llamas hicieron que las frentes atrevidas al suelo se

inclinaran.

6 Por un prodigio, entonces, que es único en la historia, un monarca cobarde y tembloroso

reconquistó su gloria y su corona valiéndose del brazo de una débil doncella.

7 Mas no son éstas las victorias grandes que de Juana hoy queremos celebrar; la verdaderas

glorias que en ella celebramos son y serán por siempre, ¡oh Dios!, sus virtudes, su amor.

8 Salvó a Francia en los campos de batalla, mas su grandes virtudes necesitaban el divino

sello del sufrimiento amargo, que fue el sello bendito de su Esposo, Jesús.

9 Sobre la pira en llamas sacrificó su vida, y en aquel mismo instante ella escuchó las voces

de los santos, abandonó el destierro por la Patria, el ángel salvador se remontó a los cielos.

10 Tú eres, pura doncella, nuestra dulce esperanza, escucha nuestras voces, ven de nuevo a

nosotros.

Baja y convierte a Francia, y por segunda vez ven a salvarla.

Por el poder del Dios de las victorias, ¡salva, salva a tu Francia, ángel libertador!

11 Hija de Dios, bellos fueron tus pasos, arrojando al inglés de tu nación.

Mas no eches en olvido que en los días primeros de tu infancia te dedicabas a cuidar

corderos.

Sé tú la defensora de los que nada pueden, conserva la inocencia en las cándidas almas de

los niños.

12 Tuyos, ¡oh dulce mártir!, son nuestros monasterios, tú sabes que las vírgenes hermanas

tuyas son; y sabes que el objeto de sus ruegos es, como fue el objeto de los tuyos, ver que

en todas las almas reina Dios.

Salvar las almas es su deseo, de apóstol mártir dales tu llama.

13 Muy lejos de nosotros huirán temor y miedo cuando la Iglesia ensalce la figura de Juana,

nuestra Santa, coronando su frente, limpia y pura.

Entonces cantaremos: En ti tenemos puesta toda nuestra esperanza.

¡Oh, ruega por nosotros, Santa Juana de Francia!

Santa Teresita Del Niño Jesús

Fecha: 8 de mayo de 1894

Nota: Poesía patriótica y religiosa en la que la expresión es casi trivial. Santa Teresita pone el acento en las virtudes cristianas y profundas de su heroína Santa Juana de Arco.

Devoción: Santa Teresita tuvo una especial devoción por Santa Juana de Arco, así lo expresa ella misma en su "Autobiografía - Historia de Un Alma":

Al leer los relatos de las hazañas patrióticas de las heroínas francesas, y en especial las de la venerable JUANA DE ARCO, me venían grandes deseos de imitarlas. Me parecía sentir en mi interior el mismo ardor que las había animado a ellas y la misma inspiración celestial. Por entonces recibí una gracia que siempre he considerado como una de las más grandes de mi vida, ya que en esa edad no recibía las luces de que ahora me veo inundada. Pensé que había nacido para la gloria, y, buscando la forma de alcanzarla, Dios me inspiró los sentimientos que acabo de escribir. Me hizo también comprender que mi gloria no brillaría ante los ojos de los mortales, sino que consistiría en ¡llegar a ser una gran santa.!

En otro pasaje de Historia de Un Alma narra lo siguiente:

Con santa Inés y santa Cecilia, quisiera presentar mi cuello a la espada, y como Juana de Arco, mi hermana querida, quisiera susurrar tu nombre en la hoguera, Jesús

A pesar de que Santa Juana de Arco vivió del 6 de enero de 1412 al 30 de mayo de 1431, sin embargo fue canonizada hasta 1920 así que, durante la vida de Santa Teresita, la venerada francesa no era considerada oficialmente una santa. Sin embargo, la causa para la canonización de Juana de Arco estuvo muy activa y recibió más reconocimiento en 1894, apodado el “Año de Juana de Arco” en Francia que culminó con la declaración de Juana como “Venerable” por el papa León XIII.

Curiosamente, fue precisamente en 1894 cuando Santa Teresita del Niño Jesús escribió éste Cántico para la Canonización de Juana de Arco.

Referencia: - Historia de un Alma

Manuscrito A - Cap. 4: Estampas y Lecturas, Párrafo 4

Manuscrito B - Cap. IX: Todas las Vocaciones, Parráfo 9

- Libro de Poesias escritos por Santa Teresita del Niño Jesús

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