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Milagros realizados por intercesión de Santa Teresita

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Billetes del Cielo

Billetes del cielo que dejaba Santa Teresita para salvar a un Convento de la ruina

Como parte del proceso de Beatificación de Santa Teresita, además de sus escritos y las declaraciones de testigos, se encuentra el siguiente hecho que realizó. Es muy poco conocido y, sin embargo, es uno de esos milagros tan transparentes y claros que no dejarán indiferentes a casi nadie.

Se cumple el centenario de uno de los milagros más sorprendentes y llamativos de santa Teresita de Lisieux, el llamado «Milagro de Gallipoli», por el cual la santa del «pequeño camino» solventó los gravísimos problemas económicos del Carmelo de Gallipoli (Italia)


El monasterio en la ruina
 

En enero de 1910, el Carmelo de Gallipoli atravesaba una situación económica catastrófica: en materia de alimentación las monjas se hallaban reducidas a un kilo de pan por semana para cada una; había días en que, al no tener qué comer, iban a rezar a la capilla en vez de ir al comedor. Ni las hostias que con tanto cariño elaboraban para las distintas iglesias de la zona, ni los trabajos de bordados, suponían unos ingresos suficientes como para pagar las deudas acumuladas y la manutención de la comunidad.

En esa época pasó por allá una religiosa de la Congregación de las Marcelinas, les habló de la joven Sierva de Dios Teresita del Niño Jesús y les obsequió la traducción italiana de la “Historia de un Alma”. Las carmelitas de Gallipoli se entusiasmaron con aquella hermana de hábito muerta en Francia en olor de santidad, y tomándola como intercesora, dieron inicio a un triduo a la Santísima Trinidad, pidiendo solución a su angustioso problema financiero.

 

El día 16 del mismo mes, la Priora, sor María Carmela del Corazón de Jesús, cayó enferma con fiebre y malestar, a raíz de las preocupaciones por las deudas de su monasterio. La respuesta no se hizo esperar, a los pocos días, la priora del convento, tuvo un sueño y ella misma relata lo sucedido aquella noche.


Una aparición en sueños

Alrededor de las tres de la madrugada –cuenta– sentí que una mano me cubría tiernamente con la frazada que había caído. Pensando que se trataba de una religiosa del convento, le dije sin abrir los ojos;

- Déjame, estoy transpirando mucho. Escuché entonces una voz dulce y desconocida que me decía:

 

- No, lo que hago es bueno. Escucha, El buen Dios se sirve de los habitantes del Cielo como de los de la tierra para socorrer a sus servidores. Toma, aquí tienes 500 liras para pagar las deudas de la comunidad.

 

- La deuda de la comunidad sólo es de 300 liras.

 

- Pues bien, quedarán 200. Ahora, como no puedes guardar dinero en la celda, ven conmigo.

 

Pero yo pensé: “¿Cómo levantarme? Estoy llena de sudor”. Entonces la celestial visión me dijo sonriendo: “La bilocación nos ayudará”.

Me encontré inmediatamente fuera de la celda en compañía de una joven carmelita, cuyo hábito y velo dejaban traslucir una paradisíaca claridad que iluminaba nuestro camino.

Me llevó a la sala donde guardábamos el dinero en una pequeña caja. Ahí estaba el registro de las deudas de la comunidad, y ahí depositó las 500 liras. La miré con admiración llena de alegría y me postré para agradecerle, diciendo: “¡Oh, mi Santa Madre!” (así llaman las carmelitas a santa Teresa de Ávila). Sin embargo, acariciándome con mucho afecto, replicó: “No, no soy nuestra Santa Madre, soy la Sierva de Dios sor Teresa de Lisieux”. Entonces la joven religiosa, acariciándome con cariño una vez más, se alejó suavemente.

Atónita con lo que acababa de suceder, y pensando que santa Teresita no encontraría la puerta de salida del Carmelo, la Priora le dijo un tanto maquinalmente:

- Cuidado, podría equivocar el camino.

- No, no, mi camino es seguro y no me equivoqué al seguirlo – respondió la santa con una sonrisa celestial. (Haciendo referencia a su "Caminito Espiritual")

Sor María Carmela se levantó inmediatamente y fue a la capilla. Las religiosas, percibiendo que tenía algo diferente, le preguntaron qué había ocurrido. Ella les describió la maravillosa visión y se fueron todas al cofre que guardaba el dinero del Carmelo, donde encontraron el billete de 500 liras.

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Se le pierde al obispo y lo reciben las carmelitas

Pero el milagro aún no terminaba. En los meses siguientes la Sierva de Dios se apareció varias veces a la afortunada Priora, le hablaba de “cosas espirituales” y le daba ayudas económicas. La noche del 15 de junio de 1910, cuenta la Madre Carmela, “prometió traerme 100 liras dentro de poco”.

Pero lo más pintoresco y gracioso de la forma en que Santa Teresita hacía las cosas, fue la manera de hacer llegar ese importe a las carmelitas de Gallipoli. El obispo de la diócesis, Mons. Nicola Giannattasio, les contó que había notado en su caja la falta de un billete de 100 liras y esperaba que sor Teresa se los llevaría...¡Fue lo que sucedió!.

El 6 de agosto Santa Teresita se apareció nuevamente a la Madre Carmela, trayendo en la mano un billete de 100 liras, y le dijo: “El poder de Dios retira o da con la misma facilidad tanto en las cosas temporales como en las espirituales”.

 

La Priora se apresuró a devolver la suma al obispo, pero éste la envió de regreso a las religiosas.

"Esos huesos benditos harán milagros extraordinarios"

 

El 5 de septiembre de 1910 – víspera de la exhumación de sus restos mortales (el cuerpo de Santa Teresita fue exhumado en el cementerio de Lisieux el 6 de septiembre de 1910), la Sierva de Dios se apareció una vez más. "Luego de hablarme al respecto del bien espiritual de la comunidad – narra la Madre Carmela –, me anunció que en la exhumación sólo se encontrarían huesos. Después me hizo comprender los prodigios que haría en el futuro. ‘Mi querida Madre, tenga la seguridad de que esos huesos benditos harán milagros extraordinarios y serán armas poderosas contra el demonio'."

 

La Priora recalca que la Santa del “Caminito espiritual” siempre se aparecía en la aurora, su semblante era hermoso y radiante, sus vestiduras brillaban como plata transparente y sus palabras sonaban como melodía de ángel.

Confirmación de su "Caminito Espiritual"

 

Sor Teresita volvió a manifestarse en ese Carmelo al año siguiente, esta vez a causa de Mons. Nicola Giannattasio, obispo de Nardò, ciudad cercana a Gallipoli. Este prelado había estudiado mucho la vida de la Sierva de Dios. Sin conocer las palabras dichas a sor María de la Trinidad en 1897, pensaba que la respuesta a la Priora en 1910 –“Mi camino es seguro”– debía entenderse en un sentido espiritual, como una confirmación de su “Caminito espiritual”.

 

Con la idea de lograr esa confirmación, y para pedir sobre la diócesis y sobre sí mismo la protección de la joven Sierva de Dios, decidió realizar una osada prueba. Colocó en un sobre un billete de 500 liras junto a su tarjeta de visita, en la que apuntó : "In memoriam" - "Mi camino es seguro y no me equivoqué”. Sor Teresita del Niño Jesús a sor María Carmela en Gallipoli, el 16 de enero de 1910.

 

Ora pro me quotidie ut Deus misereratur mei (Ruega por mí todos los días para que Dios tenga piedad de mí). Mons. Giannattasio selló el sobre con lacre y lo entregó a las carmelitas de Gallipoli, pidiéndoles que lo depositaran en el cofre donde santa Teresita había realizado los milagros.

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Cofre donde fueron depositadas las 500 liras

Poco tiempo después fue al Carmelo a predicar un retiro, al final del cual quiso examinar el sobre, estaba intacto, pero un poco más voluminoso. Al abrirlo, el obispo no sólo encontró 500 liras, sino 800, que entregó inmediatamente a las religiosas.

 

Uno de los billetes exhalaba un suave aroma a rosas. Tanto Mons. Giannattasio como las carmelitas comprendieron que Santa Teresita quería manifestar claramente, por medio del nuevo prodigio, que su “Caminito Espiritual” era seguro. Pocas veces un camino de perfección fue confirmado por una acción milagrosa tan extraordinaria.

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El billete del milagro conservado en el monasterio de Gallipoli

Podemos imaginar la alegría de sor María de la Trinidad al tener conocimiento de los hechos contados por sus hermanas de vocación del Carmelo de Gallipoli. "El Caminito Espiritual" de su querida maestra de novicias era un camino comprobado, seguro y no conducía al error.


Las religiosas seguían pidiendo con tanta confianza a Teresa del Niño Jesús para abordar unas nuevas obras para embellecer su iglesia, que la santa, desde el Cielo, continuaba respondiendo a esas peticiones.

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Fragmento de la carta autógrafa de la madre Maria Carmela, priora del monasterio de las carmelitas descalzas de Gallipoli, enviada a la madre Inés, con la narración del milagro; a la derecha, un retrato de la madre María Carmela del Corazón de Jesús

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Mons. Nicola Giannattasio

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